Todos transitamos por el sendero de la vida. El maestro camina sembrando, levantando, animando, poniendo lo mejor de sí para que muchas personas logren avanzar con su propio andar.
La tarea del maestro trasciende su propio quehacer porque está hecha para aprender y enseñar.
Maestro, en tu día, recibe la felicitación y el reconocimiento a la labor diaria de formar maestros para el desarrollo del país.
No te detengas, cultívate para continuar formando buenos y mejores ciudadanos para una Venezuela mejor. Tienes en tus manos el poder de moldear a tus discípulos y la gran satisfacción de contribuir a que se tornen mejores personas y buenos ciudadanos.
